Dos décadas atrás el pintor, escultor, escritor, cineasta y diseñador español murió a los 84 años a causa de una insuficiencia cardiáca agravada.
Salvador Felipe Jacinto Dalí i Domènech se definía así mismo como “yo soy el surrealismo”. Siempre fue un personaje provocador que con sus obras transmitía lo inconcebible en la realidad; desde pequeño se mostró como un ser diferente, a los seis años quería ser cocinero y un año más tarde, Napoleón. “Desde entonces, mi ambición ha ido aumentando”, escribió en el prólogo de su libro “Vida Secreta”.
Su primer acercamiento a la pintura fue durante la visita realizada, en 1916, a la finca de la familia Pichot donde se encontró con la colección de arte impresionista del pintor Ramón Pichot. Tomó clases en la Escuela Municipal de Dibujo de Figueres, cuatro años más tarde su padre le impone estudiar en la Escuela de Bellas Artes de Madrid para obtener un título de profesor y dedicarse a la pintura. Dalí aceptó el reto. Durante su estancia se acercó al cubismo y al dadaísmo y conoció a personaje que años más tarde se convertirían en destacadas personalidades del munto artístico, tales como Luis Buñuel, Federico García Lorca, Eugenio Montes, entre otros.
Tras su primera exposición individual, en 1925, Pablo Ruiz Picasso y Joan Miró voltearon sus ojos hacia él, y un año más tarde Picasso y Dalí se conocieron en persona.
No gozaba de una buena reputación dentro de la Escuela de Bellas Artes ya que era considerado un revoltoso y fue expulsado.
Sin detener sus aspiraciones artísticas regresó a su ciudad natal y continuó pintando. Para 1927 celebró su segunda exposición individual en Barcelona, las pinturas mostrada en esta ocasión muestran claras influencias del surrealismo.
En 1929 y 1930 escribió el guión del cortometraje “Un perro andaluz” y el filme “La edad de oro”, dirigidos por el cineasta español naturalizado mexicano, Luis Buñuel. Ambos son emblemáticos porque cargaron al surrealismo de imagen y movimiento. También escribió para diversas revistas a lo largo de su vida y fue autor de varios libros.
De acuerdo con la página de la Fundación Gala-Salvador Dalí, “A principios de la década de los treinta, Dalí halla su propio estilo, su particular lenguaje y forma de expresión que le acompañarán siempre y, aunque vaya cambiando y evolucionando, será, en el fondo, el que todos conocemos y que le define tan bien. Una mezcla de vanguardia y tradición. Dalí está integrado completamente en el surrealismo y empieza su consagración como pintor.”
El amor
Dalí conoció a Gala Eluard, la mujer que se quedaría a su lado hasta su último día de vida, en 1929. Gala era once años más grande que él, se casaron en 1934 y se separaron en 1982 a causa de la muerte de ella.
En 1940 se tranladan a Estados Unidos, donde pemanecen 8 años. Dalí continúa su trabajo y comienza su interés por el diseño de joyas. Cinco años más tarde trabajó en Hollywood al lado de Alfred Hitchcock en la película Spellbound, en la que crea las secuencias oníricas.
En 1969 Dalí compró El Castillo de Púbol, en Cataluña, para regalarselo a su amada Gala, él mismo se encargó de la decoración. Cuando Gala murió fue enterrada en un cripta del castillo y Dalí decidió mudarse al lugar para no dejarla sola.
En los años 70 inauguró el Teatro-Museo Dalí donde se expone gran parte de su obra. En 1984 creó la Fundación Gala-Dalí, encargada de preservar su legado artístico e intelectual.
Con motivo de su aniversario luctuoso número 20 el Museo Dalí en Figueres expondrá la obra más recordada del pintor, y una de las más emblemáticas del surrealismo, “La persistencia de la memoria” (1931), que muestra 4 relojes blando, derritiéndose; cuadro cedido temporalmente por el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Dalí fue siempre un provocador incansable, un amante de lo inimaginable y poco creíble. Uno de los artistas más famosos del siglo XX que logró crear imágenes que vivirán tal vez eternamente, en el imaginario colectivo.
Aquí un fragmento de “El perro Andaluz”:
Nota publicada en EL UNIVERSAL el 23 de enero de 2009